Y no, no hablo del Olé, sino de este espacio en Facebook, que gentilmente copié (?) de La Redó.
Lo peor no son las chicanas ni las gastadas (típicas y hasta fundamentales en el fútbol nuestro), sino que realmente todo ese circo bostero se festeje a sí mismo cada vez que River tiene un traspié, acorde al momento gris que atraviesa, quizá el peor de su historia. Si algo cierto en esta vida, pronto aprenderán (junto a los de Independiente, que tampoco se van a salvar: ya empezó su debacle) es que todo en esta vida vuelve.
Cuando el veranito se les acabe (van 10 años ya eh, no se pueden quejar) quiero ver cómo hacen los bosteros, para dar la cara desde abajo de sus baldosas.
sábado, 25 de abril de 2009
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