Quizás es un poco mezquino titular así este post, pero me da también la posibilidad de abordar el modo; el cómo se dio la lógica.
Porque Barcelona sufrió el partido. El encuentro lo encontró incómodo, desacostumbrado a la particular marca sudamericana (especialmente, una buena marca como la de la defensa de Estudiantes). El Pincha, por su parte, se avivó de cómo había que anular a su rival (seguramente leyendo VdL (?)) y jugó el primer tiempo fiel a su apodo. Once leones se llevaron la evaluación del primer tiempo aprobada, con grandes rendimientos (Convoquen a Boselli ya), entre los que destacamos al ya mencionado Mauro Boselli y a Juan Manuel Diaz. Mucho sacrificio en Verón también, redondeando, a la larga, un partido aceptable mas no excelente.
El segundo tiempo, digámoslo cortito porque ya redundan las explicaciones, Estudiantes se quedó sin piernas. Jugar a la circulación como el Barcelona es lo mejor porque ahorrás físico (Messi jugó 54 partidos este año y está bárbaro). Cortar el tiki-tiki del Barsa requiere un gran desgaste (ya lo dijimos en el post anterior) y eso se sintio. Sabella debió cambiar a Perez y a Benitez antes de los 25 minutos del segundo tiempo, porque ya caminaban la cancha desde el primer momento. Por las bandas se hicieron fuerte los españoles, que con los cambios fueron al frente pero no podían penetrar con claridad. El Pincha tuvo algunas contras pero la poca colaboración del equipo en general para avanzar (estaban muy metidos en la marca), no las hicieron prosperar.
El empate que llevó al alargue se produjo a los 42 minutos. Qué bronca cuando eso te pasa; yo estoy acostumbradísimo (?) pero es peor que te pase contra el Barcelona. Piqué en posición de 9 gana una pelota increíble. 87 minutos de gran partido y justo ahí viene a fallar la zaga... No sé si era Cellay o Desábato, pero ir a disputar el centro con Piqué ya perfilado y en el aire para peinarla fue un error grave, poque ya había visto venir a Pedro. Lo que logró el defensor platense en cuestión fue abrirle el espacio al juvenil. Damián Albil, que tuvo un gran partido, pudo quizás salir a cortar antes, pero no anticipó la jugada y quedó pagando a mitad de camino entre el cabezazo de Pedro y el arco.
El alargue es un karma para los sudamericanos. Al jugarse tanto al físico, no hay cuerpo que aguante los 90 minutos. Por eso es que hay que racionar los esfuerzos, como bien hicieron los de Guardiola, que mantuvieron la tópica de la segunda parte y dominaron a los argentinos. Con menos claridad, ya que también era el alargue para ellos, pero dominando al fin.
Hasta que se produjo el quiebre. Fue Lionel Messi, de mal partido hasta ahí, quien se infló el pecho y pegó una diagonal eléctrica desde la izquierda, para conectar un centro que dejó paralizados tanto a Cellay como a Albil y a Desábato. Se tiró de palomita pero la contactó con el pecho. El gol valió uno igual. Estudiantes no había llegado al arco rival en el segundo tiempo, pero lo logró sobre el final. Un centro de Verón que peinó el Chavo Desábato, que se fue al lado del palo. Hubiera sido injusto, pero habría sido buenísimo (?).
Así las cosas, hay que decir que la victoria fue justa. Aunque no por eso menos dolorosa para Estudiantes, que exhibió inteligencia táctica para superar a su rival durante pasajes del partido, oportunismo extremo (una llegada clara, un gol de Boselli), precisión (en los pases y en la presión), atrevimiento para tocarle a los mejores del mundo y un libreto claro, aunque insuficiente al final. Barcelona jugó a lo suyo, que tantos resultados le dio, y ésta vez no fue la excepción.
Como nota de color, queda que eligieron a Messi el mejor jugador del partido, con claros fines comerciales, la carita de Verón recibiendo el balón de plata, las pintadas en contra de Messi en La Plata, y los festejos. Lamentablemente, no sólo de los hinchas del Barsa, sino de un sector del público futbolero ARGENTINO, pseudo-lirista, hipócrita y revanchista que festejó el resultado como propio, sin contar a los termos españoles que visitaron blogs argentinos, excediéndose y destilando algunos, por momentos, un resentimiento que creía extinto pero que fermenta hace años, atacando valores extrafutbolísticos, sociales del país y desplegando su insidia en vez de festejar. Eso da pena.
Uff... el post del pibe ese (que encima es colombiano) es tremendo, no lo había terminado de leer.
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