lunes, 28 de septiembre de 2009

Ya está, cierren todo...

Con esto hago el máximo autobombo y podria retirarme tranquilo...

Pero no (?).

jueves, 17 de septiembre de 2009

Sin cassette.

Impecable nota la que le hicieron a Sebastián Mendez, veterano defensor ahora en Banfield, en el Olé. El ex Velez y San Lorenzo deja un par de perlas que hacen imposible omitir la mención, y con las que quien escribe concuerda 100%.

Una locura.

O una verguenza. No sé. Cualquiera de las dos palabras cuadra con la realidad de Racing.

A ver si me explico: Caruso no tiene ni un torneo entero dirigiendo al club. Su partido con San Lorenzo sería el 19º de su periplo por La Academia, y cosechó ¡¡33 puntos!! Sí, leyó bien, ¡Y lo quieren rajar! ¿Enloquecí y no me doy cuenta de que fue un telón? (?) ¿Acaso el hincha promedio es tan descerebrado que piensa que es culpa de Caruso que estemos en la promoción? ¿A tal punto llega la oligofrenia?

La campaña que hizo Caruso fue fundamental, pero fue igual a la que se fue en el promedio. Los hinchas que le pedían al DT de labia simpática y barba candado un juego más ofensivo aparentemente ya se convencieron de que son hinchas de Ajax. No encuentro otra explicación. Con el club sin un mango, en plena reconstrucción, y con un plantel lleno de fiambres este tipo puso a Racing en posición de copa Libertadores (ahora está a 4 puntos). A nadie le puede caber una sola duda de que es sólo por el mérito del Tano que se logró esto. Y eso se logró jugando de una manera determinada. Fútbol rácano, sí. Pero eficaz y acorde al tiempo de la institución. Un modo de jugar sencillo de entender y que bajo ningún concepto dejó de ser útil para un equipo que necesita repetir la campaña para no penar con el descenso.

El tipo trajo a los jugadores que pidió. En su mayoría. Pocos más pidió él que se quedaran, con suerte dispar. Que los periodistas digan que se extrañó a un tipo como Zucullini, un pibe que tiene mucho talento pero 30 de los 39 partidos que jugó, lo hizo jugando al barullo y con poca claridad para jugar la pelota, por hacer todo tres cambios acelerado (cosa lógica pensando que tiene 19 años), me hace pensar que nadie piensa, paradójicamente, en la realidad futbolística del club. Y que se pida a Grazzini (en desmedro de Britez Ojeda, discutiblemente el mejor en estos partidos), se insulte a Ramirez (responsable en diferente medida de los dos goles que hizo La Acadé), y que no se pida a Castromán o Fariña por Luguercio (3 goles en 41 partidos, ni patea al arco) o que se insulte como se lo hace a un tipo que ha sabido jugar bien, como Lucero, no hace más que desacreditar ante mi forma de ver las quejas de la mayoría del público racinguista.

Obvio que Racing tiene que ser protagonista. Es un grande y su condición se lo exige. Pero estos no son momentos. Entiendo que canse el hecho de que hace 40 años que "no sea el momento". Pero el club por una vez asoma a encauzarse. Por eso, tengan paciencia. Caruso usa la cabeza. Úsenla ustedes.

sábado, 12 de septiembre de 2009

La ley del ex (?)

Que al muerto de Jorge Nuñez le hagan esta nota y el tipo se haga un gol en contra, algo que ver debe tener.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Paraguay 1 - Argentina 0.

Es difícil analizar este partido, en frío, más cuando terminó hace apenas una hora, Argentina está en posición de repechaje - emulando aquellas fatídicas eliminatorias del mundial '94 - y, más importante inclusive, considerando que entraron Palermo y Schiavi. Mucho peor me pondría si pensara que la transmisión del canal 13 los consideraba a ambos como los capaces del milagro.

El encuentro no tiene mucho para decir. Fue un equipo hecho y derecho contra un rejunte de casados. Un rejunte que tiene unas falencias en la última línea que, de tratarse de otro equipo, haría las delicias de la familia toda, a saber:
  • Total incapacidad para salir jugando, sumado a un talento natural para tirar la pelota al medio y dividirla (e incluso perderla) ante la mínima presión de los delanteros rivales.
  • Permeabilidad para las marcas uno a uno. Para evitar que Salvador Cabañas (jugadorazo) penetrara en el área, había que ponerle tres marcadores, Mascherano, un balde de cerezita y doble capa de membrana.
  • Total displicencia de los laterales, de partido mucho más que olvidable. Subidas intrascendentes y nulo compromiso para volver a cerrar las espaldas de los centrales (que no nos olvidemos que son Heinze y Dominguez) y, siendo ellos los únicos escuderos de cada costado (jugamos sin carrileros el segundo tiempo), prácticamente regalamos las bandas todo el partido.
Dicho ésto, sabemos que el medio mucho no puede hacer. Sumando catástrofes para los volantes, hay que volver sobre la tópica de los volantes laterales. Jugó Verón de 8, que tiene menos recorrido que el trencito de Puerto Madero. Un tipo que es volante central y tiene 34 años que hizo lo que pudo y otra vez buscó zafar del escarnio que hago (?) hoy acá en este descargo. Argentina tuvo los mismos defectos que tuvo en el último partido de la era Basile. Y eso es culpa de Maradona. Los mismos jugadores que hicieron historia al perder con primera vez con Chile por eliminatorias son los que pasaron un papelón hoy. Si el fútbol nacional posee "la generación más prolífica de su historia" no se nota. El recambio ya es una exigencia.

En fin, la línea del medio la completaban Gago que volvía a la titularidad, y Dátolo que poco pudo aportar, considerando que su mejor complemento al equipo era el remate desde afuera, y ésta vez ni probó. Ninguno de los tres tenía indicación de marcar y, salvo Verón, ninguno lo hizo. Por eso Mascherano volvió a quedar pagando y, aún jugando un partido sin dudas horrible, se las ingenió para recuperar. Contra un mediocampo que funciona corriendo como el paraguayo (que además era una línea de 5) era esperable perder el duelo en esa zona y que el equipo quedara descompensado. El fútbol son números y líneas rectas; hay que ganar mayoría numérica y jugar con las diagonales por los costados para llevarse marcas y, valga la redundancia, tener más jugadores propios que contrarios en determinados sectores de la cancha. Argentina perdió todas las divididas por no jugar con inteligencia y raspando cuando tenía que hacerlo.

Los delanteros, siguiendo esta cadena de "razonamiento" (porque sigo caliente, aún tratando de entregarme a la objetividad), es aún más que esperable que tengan que hacer un partido a 30 metros del arco defendido por el buen arquero que es Justo Villar. Pero si a todas las falencias del andamiaje mencionadas a nivel de los jugadores atrás de los puntas le sumás un mal posicionamiento de los mismos, ahí decididamente hablamos de un gol como la concepción de un milagro.
Aguero jugando como siempre en la selección (en un puesto ajeno a su naturaleza y, por ende, muy mal), un Messi que tiene que lidiar con su propia frustración, la inercia de sus compañeros y cuatro marcadores para poder hacer algo que nunca llegó, jugando por momentos en el círculo central y partiendo desde ahí. Muy lejos.

En fin, durante los 90 minutos tuve la impresión de estar ante la inminencia del primer y segundo gol paraguayos, éste último ausente al final, debido a la claridad pasmosa para llegar al área de los dirigidos por Gerardo Martino. El gol que nos hacen es una perla digna de un discípulo de Bielsa; tres toques de primera, rotación, triangulación y pivoteo. Los centrales que entran en la joda como locos y se van a encimar, dejando a Haedo solo, que lo fusila al pibe Romero (lo vi bien) y sentencia la historia. Antes de eso, el arquero que se come a Eliana Guercio juega en el AZ holandés había intervenido en dos situaciones clarísimas, con sendas pelotas impactando en el palo.

Si ya era difícil esperar una reacción, Verón se fue expulsado, supongo que por protestar como un boludo (hacía quince minutos que jugaba de garpe) y el equipo, aún mostrando una mejora, ni mosqueó, podríamos decir. No hubo llegada al gol, no hubo sorpresa, irrupción de un volante o un lateral (¡JA!) y Argentina siguió con el mismo argumento monocromático y deslucido: tirar centros al lungo... que no estaba. En el segundo tiempo entró Lavezzi, dando un poco más de la misma intrascendencia que aporta Tevez o Aguero, pero un poco mejor ubicado y con más contacto con la pelota.

Después, entraron Palermo y Schiavi. Y entre ambos pudieron convertir en el último minuto, pero Schiavi no pudo estirarse a conectar el cabezazo del 9 de Boca. Que dos jugadores que están de vuelta y tienen 36 ambos hayan sido los que entraron para dar el batacazo, terminaron de cerrar mi impresión de que el equipo había tocado fondo.

Argentina no puede clasificar, ya, sin depender de otros resultados. Al menos no directamente. Si bien seguimos pensando en positivo acerca de la clasificación a Sudáfrica, esta tanda de partidos no hace más que abrir interrogantes que necesitan sangre nueva (?) para ser contestados.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Argentina 1 - Brasil 3.

Y sí, las rachas no duran por siempre. Argentina volvió a perder de local tras el 0-5 con Colombia, hace 16 años, y no pudo aprovechar los resultados de los otros partidos en esta fecha de eliminatorias, para despegarse de sus perseguidores.

El partido en sí tiene el formato que tantas veces se vio en los últimos tiempos entre Albicelestes y Verdeamarelhos: nuestra selección tiene la pelota, juega en territorio rival y Brasil espera con muchos hombres atrás para salir rápido de contra.

Por algo hace más de cuatro años no le ganamos a Brasil.

Al Scratch no se le puede jugar tan adelante. Lo dijimos en la previa de la final de la Libertadores pasada. Ese partido, contra un combinado brasileño, es fija que lo perdés. Hay que jugar unos metros más atrasados y ATENTOS a la presión atrás y adelante de la línea de volantes. Pero mejor describamos el partido puntualmente:

Argentina empezó como se esperaba, teniendo la pelota y tratando de llegar al área rival triangulando. Los intentos de tocar de primera duraron 40 segundos, en los cuales se armó una jugada bien bielsista que no pudo prosperar. Ningún ataque prosperó. El equipo sigue sin profundidad, y por benevolencia con el equipo no conté los centros a la olla que tiramos, que siguen siendo completamente al pedo porque no hay un delantero alto. El semi-desborde y el centro al corazón del área están instaurados en el chip del volante argentino, incluso los que juegan en Europa. Jugar sin 9 sin cambiar esto es un despropósito. Tevez, le pese al pueblo que lo banca o no, hace tiempo ya que no es jugador de selección. Es un tipo, salvando diferencias técnicas, que juega como Luguercio, el de Racing. Corriendo a los defensores y capaz obligando, pero con nula claridad y con una deuda de goles de hace bastante tiempo (no sé si más de dos años). Está claro que no es 9, pero se volvió torpe en los mano a mano y no sabe profundizar.

Dicho esto, deriva la consecuencia de la esterilidad ofensiva en tres cuartos de cancha para adelante. Brasil se limitó a esperar en su campo paciente para salir; es así el modelo Dunga '09, que salvo el encuentro anterior, siempre nos hace tres goles. Todas las incursiones por los costados eran cortadas por foul de nuestros volantes, particularmente Mascherano, que tuvo una labor muy deslucida. Puede decirse que queda pagando entre tantos jugadores con tan poco apego a marcar, pero está en bajo nivel.
Volviendo al match: falta para ellos (?). Centro anunciadísimo a la altura del penal. La defensa toma las marcas horrible (todo el partido fue así), queda solo Luisao en el área, cabecea a una esquina. Nada que hacer para Andújar: gol de Brasil, en lo que fue su primer acercamiento al arco argentino.
A ver, culpas: primero, de Maradona. Poner de titulares a dos centrales que juegan en Argentina es un error garrafal. No por nada los goles en el torneo local son de cabeza en su gran mayoría: los defensores locales no saben de posicionamiento en las pelotas paradas; sólo siguen el trayecto de la pelota, se van en masa a los costados y pierden las marcas en el centro del área de manera infantil. Eso les pasó a Otamendi, Dominguez, y también a Heinze, que hoy oficialmente pierde (?) nuestra banca. El Gringo tiene coraje, pero tampoco es de selección y sus constantes fallas en los relevos en los centros fueron, en primer lugar, los que lo alejaron del Real Madrid, donde se comió, como las que pasaron en el primer gol visitante, 20 iguales fácil en un año. Otamendi, digamos, es un tipo muy expeditivo: sale a anticipar, a veces, hasta media cancha. Pero queda pagando muchas veces y eso, sumado a una lentitud propia de su físico, deja desacoplada la línea de marcadores. Para mí, un tipo que es figura en un torneo como el argentino, marcando a tipos como Federico Nieto, Pavlovich o el Pampa Sosa, no demostró nada para jugar en la selección. De Dominguez no vamos a hablar; le podrá contar a sus nietos que jugó un partido con Brasil por Eliminatorias.

Hasta el segundo gol de la selección dirigida por Dunga, el partido fue barullo. Alguna buena intención de Dátolo (que por indicaciones jugaba tratando de anular a Maicon, aunque no siente la marca). También lo vi bien a Verón, tratando de buscar a Messi y asociando, mediante pases en corto y pelotazos cruzados. Pero la segunda caída de la valla de Andújar (Carrizo titular YA) fue un golpe de K.O. para los dirigidos por Maradona.
El gol tiene un componente fortuito y uno de fallas defensivas notables. Es decir, el rebote que le queda a Kaká es casual, y pudo no pasar. Pero a partir de que el 10 del Real Madrid (crack por donde se lo mire) recibe la pelota:
- Otamendi y Heinze se quedan parados en el medio del área chica, sobrando sin marcar a Luis Fabiano ni a Maicon, que llega por atrás.
- Dominguez no alcanza a cerrar el centro atrás de Kaká
- Andújar dejando el rebote mansito para que el 9 brasileño del Sevilla anote su gol.

El resto del primer tiempo sobró. Es más, pudo aumentar la visita, pero Andújar se quedó parado en el medio del arco, y con un culo terrible le sacó un cabezazo de gol a Luis Fabiano que justo fue a su posición. El actual arquero del Catania tuvo un partido malo.
El segundo tiempo despertó dejó ver el bajísimo nivel de Aguero (salió Maxi Rodriguez, es la primera vez que lo nombro en este post) sobrando en todos los sectores. También la pasantía de Milito, que con la selección está negado. Algunas individuales de Messi levantaron al público pero no sirvieron de mucho. Es una bendición que semejante crack sea argentino, lo feo es que no haya una estructura de equipo que sepa explotarlo. El pibe siente que tiene que jugar con 10 clavos y tiene que hacer todo él solo. Y eso no va: hay que saber aprovecharlo.
Dátolo metió su segundo gol en dos partidos con la camiseta mediante su principal aporte a este equipo, el remate desde afuera (es el único que prueba asiduamente) clavándola en un ángulo. La ilusión de dar vuelta la historia duró un minuto y medio. Kaká que tira el pase en profundidad, Luis Fabiano que le gana a Otamendi a la carrera (nene, no te puede ganar semejante tanque corriendo) y se la pica (de primera) a un también lentísimo de reacción Andújar, que, hay que decirlo, se come el gol. El partido, si no se había terminado antes, se terminó en ese instante. No hubo respuestas. No hubo juego. No hubo solidez. En fin, no hubo equipo para enfrentar a Brasil. Se perdió con mucha autoridad. No hay que dar excusas. La postura de Maradona de introducir factores extrafutbolísticos al partido fracasó de movida: jugando en River no se perdía desde el '93.

Ahora viene Paraguay. Pero es necesario redefinir este equipo. Hoy más que nunca, pienso que tipos como Gonzalo Higuaín, Ezequiel Garay, Emiliano Insúa, Martín Demichelis (afuera por lesión), Aimar o Di María sencillamente no pueden no estar en las nóminas. Las deudas futbolísticas tienen que pagarse. No quiero no llegar al Mundial. Pero tampoco quiero llegar para volverme pronto. Si lamentablemente se da la eliminación argentina (cosa que, de todas maneras, creo improbable) la selección merece y precisa ser repensada para que los resultados, de una vez por todas, vuelvan a ser favorables y los lauros vuelvan a vestirse de nuestros colores.