Si bien ya es un poco redundante, entre tanta pluma gastada, tocar este tema, me pareció sensato esperar un par de días para aclarar el pensamiento sobre el desempeño general de la selección.
Decidí dividir el periplo en sudáfrica en 2 partes, por una cuestión tanto práctica y futbolística y lógica: la primera ronda y las llaves eliminatorias, entre las cuales Argentina tuvo un desempeño marcadamente distinto.
Pero bien vale ir más atrás en el tiempo para encontrar un trasfondo que permita abordar el Mundial desde el día 1. Para los memoriosos, se clasificó venciendo a Perú por la mínima, con un gol de Palermo que le valió el pasaje, y luego a Uruguay en el Centenario, obteniendo un triunfo en tierras charrúas después de 34 años. Después vendría la fatídica conferencia de prensa con pedidos de fellatios varios (?), que rompería definitivamente su relación con la prensa, previamente desgastada.
Aquel día en Montevideo, Diego paró a Romero; Otamendi, Demichelis, Schiavi, Heinze; Jonás, Verón, Mascherano, Di María; Messi e Higuaín. Sacó a los tres últimos por Bolatti, Monzón y Tévez y tiró al equipo espantosamente atrás cuando nos pusimos en ventaja, y funcionó. El partido fue horrible e hicimos un gol de pelota parada después de una patriada de Jonás.
Cuando se vio al equipo clasificado, y con otra paz y predisposición, hubo tiempo para probar otro sistema en vísperas a un amistoso de jerarquía: luego de Uruguay, la selección se mediría ante Alemania en un partido que, según palabras del propio Maradona "era de cuartos de final" y que brindaría más certezas que indicios sobre los 23 jugadores que nos iban a representar en la cita mundialista.
El encuentro dejó ver a Diego en una faceta cauta, apostando a la solvencia defensiva y apostar a algún contraataque, y otra vez funcionó. La formación inicial fue la misma que contra Uruguay, con la sola inclusión de Samuel por Schiavi, y también el libreto se mantuvo: un equipo bien parado atrás, no muy ancho, cuatro centrales, Verón manijeando y Di María tratando de ir al ataque. Funciones bien claritas y sin volantes mixtos. Un equipo que, de tener a Messi inspirado, era muy peligroso, pero especulador.
Así las cosas, el mundial se aproximaba cada vez más y el tiempo para laburar variantes fue acortándose. Ante la posibilidad de que se lesionaran jugadores, se decidió jugar pocos amistosos, y presentar a jugadores locales para los ya programados, como contra Haití y Jamaica. Días antes del comienzo del certamen, Maradona dio
una preselección y luego una definitiva nómina de jugadores, que se inclinaba aún más al estilo del partido con Alemania. Con la inclusión mayoritaria de defensores centrales (sólo Clemente), escaso buen pie por los costados (sólo Di María), y un delantero de más, empezaba el trabajo previo al primer partido, contra Nigeria.
No obstante, a medida que el periodismo cubría los entrenamientos, se hablaba de un cambio consistente en el ingreso de Tevez al once inicial, festejado por el ambiente, que idolatra al Apache y sostuvo durante ese tiempo que salir con ese planteo un tanto defensivo ante un rival del fuste de Nigeria era demasiado conservador. El Dié compró y metió a tres puntas contra los africanos.
El partido finalmente terminó con la abstinencia. Aquel día, se le ganó a un equipo nigeriano muy ligero arriba, con un gol de pelota parada de Heinze. A pesar de suponer que tanto Verón como Tévez y Jonás (de 4) se superpondrían por derecha, eso no sucedió nunca, y la escasa colaboración en la marca de ambos hizo de nuestra banda una invitación al ataque rival, hecho que se mantendría en los subsiguientes partidos. Messi, el Gringo y Mascherano fueron figuras.
Tocaba
Corea del Sur en el segundo enfrentamiento, y hubo un par de cambios. Verón, con una sobrecarga muscular, dejaba su lugar a Maxi Rodriguez. Metía entonces Maradona a cada jugador en su puesto, haciendo las veces Messi de enlace para Tevez e Higuaín, que se luciría y marcaría tres goles. Agüero también tendría una actuación interesante, pero entrando desde el banco. No obstante,
el equipo luego de dos partidos empezaba a evidenciar desacoples defensivos y falta de garra en un mediocampo que dependía demasiado de Mascherano y se exponía a quedar fragmentado, siendo escaso el aporte ofensivo de los volantes. Aún siendo un equipo un poco falto de equilibrio y por momentos lento, se ganó en ambas presentaciones y para el último partido de la fase de grupos, la selección llegaba prácticamente clasificada y dándose el lujo de hacer cambios. Con un equipo totalmente distinto, Argentina
vencería a una Grecia 100% rústica, con Demichelis abriendo la cuenta pero de un partido horrible en defensa, complicándose solo ante un rival que atacaba con uno.
En resumen, la selección avanzó a octavos caminando. Los flojos rivales poca resistencia pudieron oponer ante las individualidades argentinas, que llegaban con claridad y poder de gol al arco rival, pero de manera más impulsiva, individual, que triangulando y aprovechando a los volantes. El hecho de que los goles los convirtieran delanteros y defensores muestra el mal Mundial que tuvo nuestra línea media.
Tirar a los talentosos y la chapa en la cancha sobró para clasificarse. Maradona mostró, aún así, agilidad y buen tino para las sustituciones, y desde el banco se encontraron revulsivos para cuando los partidos se iban cerrando.
Y también sobró para ganarle a México. Por la llave de octavos, el cuerpo técnico tomó conciencia de los defectos que presentaba la selección y obró en consecuencia. Otamendi (de buen partido ante Grecia) se quedó con el lateral izquierdo en desmedro de Jonás, y Rodriguez seguía en el equipo, relegando a Verón. México complicó muchísimo en los primeros minutos con remates de afuera y atropellaba a nuestros volantes, con su buen manejo y descarga rápida.
Ese tipo de juego, claramente, complicaba a los nuestros, que tenían un juego más lento para hacer más daño con los cambios de ritmo de los delanteros. Al equipo le costó horrores adaptarse a la desconexión que sufrió porque Messi tenía una marca escalonada (primero Torrado y después Marquez le salían) y porque no lo ayudaban en ataque.
Otra vez un arresto individual para abrir el partido necesitó la Albiceleste para marcar un gol, ayudado por un offside clarito no cobrado. A los de Javier Aguirre se les iba el partido al tacho y Argentina lo aprovechó. Un gol más de Higuaín en su cuenta personal, aprovechando un error de Osorio, sepultaría definitivamente las aspiraciones del Tri.
Fue uno de los mejores partidos de Tevez en la selección, anotando el primero y el tercero, y logrando por primera vez poner su barullo a favor del equipo. México descontó vía Hernandez, que dejó expuesto otra vez a Demichelis y otro de los defectos de la selección:
Argentina era un equipo muy angosto cuando se replegaba. La ausencia de un buen volante derecho, o de volantes mixtos, dejó ese puesto muy descuidado y, aún poniendo a un central de lateral para asegurar la línea de fondo,
favorecía la llegada al fondo de los volantes del rival.
Se debió tomar nota de lo sucedido en este partido. Nos esperaba el mejor equipo del Mundial y, viendo su disposición táctica, era necesario replantear varias cosas en el fondo. La expectativa del público quizás jugó en contra al momento de hacer cambios. Alemania tenía cinco volantes, todos ellos de buena técnica y fenomenal despliegue, que presionaban en bloque, aprovechaban muy bien los huecos de los laterales y descargaban a dos toques.
Maradona decidió no realizar modificaciones.
Y fue su primer error en el Mundial. Ayudado por el gol coyuntural y el nerviosismo del inexperto Otamendi, el equipo teutón fue superior en cada línea, asfixió a los atacantes argentinos con mayoría numérica y derrumbó la solidez defensiva que habíamos mostrado hasta ahí, paradójicamente cuando Demichelis jugaba un gran partido luego de flojos desempeños en los tres anteriores.
El resultado es conocido. Con las valijas hechas, se abría paso a la crítica.
Perder la mitad de cancha en el partido fue clave. Dejaba el equipo un hueco justo en el vértice del rombo que correspondía a Messi y, desde ese espacio, los dos alemanes que lo ocupaban (Schweinsteiger y Khedira) armaron todo el equipo y se comieron crudo al crack argentino. La ausencia de Messi les facilitó la tarea defensiva, y la mala tarde de Otamendi les facilitó la ofensiva.
Maradona pecaría, dos veces en esta instancia, en no meter cambios en el entretiempo. Su equipo se comía el segundo y quedaba totalmente groggy para cuando el decidía meter a Pastore para la creación. Tampoco era el partido de Tévez, que no gravitó y en su barullo no aportó nada. A la suerte hay que ayudarla: Alemania lo hizo y nosotros no.
Argentina, al igual que en 2006, se conminó al talento del 10 y apostó a que sus individualidades resolvieran cada situación. A Pekerman y Basile se los criticó y luego se los cesanteó por ello. Diego cometió ese mismo error y, ante un combinado que hace exactamente lo contrario, perdió sin atenuantes.En retrospectiva, se puede decir que
dejar afuera a volantes aptos para marcar y jugar le quitó variantes a la selección, así como la falta de una alternativa para partidos chivos. No quiero entrar en esa crítica sencilla, pero ya lo habíamos dicho cuando se dio a conocer la lista.
Como gran conclusión, podemos decir que la decepción del equipo se vio acompañada de un buen Mundial de Maradona, quien se mostró a la altura, y como uno más mostró aciertos y desaciertos, poniendo a Argentina quinta en mundial, un resultado digno.
Será que, si en la ilusión se enceguece, la dignidad ya no le alcanza al público.