lunes, 25 de octubre de 2010

A corto y muy corto plazo (II).

Allá por Febrero se me ocurrió escribir este post cuando rajaron a Vivas de Racing. Indignadísimo estaba, eh (?). Si bien aquel posteo contiene otros elementos, el tema que me atañe en el corriente (?) tiene relación con aquél.

Sabemos ya, el Turco Mohamed, hoy técnico de Independiente, dirigió dos años y medio a Colón, equipo con el cual realizó grossas campañas, metido en los primeros puestos, incursionó en la Libertadores (no pudo pasar del repechaje pero le hizo dos partidazos a la U de Chile) y subió a varios pibes que le significaron al Sabalero una recapitalización considerable, aunque la mayoría fueran jugadores grandes.

Lo de Mohamed en Santa Fe constituye - quizás junto con Zubeldía al mando de Lanús - lo que podría considerarse el arquetipo moderno del largo plazo en Argentina. Amparado por resultados positivos en una institución sin apuros de ningún tipo - ya sean deportivos o económicos - el ex jugador y DT Quemero pudo plasmar sus conocimientos en un plantel que supo jugar muy buenos partidos de fútbol.

Hasta que llegó la debacle total (?). Durante este mismo torneo, una seguidilla de malos resultados impensada, para propios y extraños dados los antecedentes, alejó al bueno del Turco del banco del Negro santafecino. La ciclotimia que algunos equipos suelen mostrar de un torneo al otro luego de un tiempo considerable "jugando a lo mismo" es esperable. Muy pocos son los DT que escapan a esos torneos sabáticos y mantienen a sus dirigidos en la cima de sus competiciones durante mucho tiempo. De hecho, con Mohamed, era la primera vez que pasaba. No obstante, el actual DT de Independiente rechazó la propuesta que le hicieron los dirigentes de Colón para que continuara en el cargo. Es decir, inclusive gozando de la aceptación de la cúpula y del plantel, decidió renunciar. El principal factor al que atribuyó el peso de su decisión, fue el "desgaste" y la sensación de "ciclo cumplido" que se escucha en boca de DTs salientes luego de éxitos. También tiró la típica del "cambio de aire".

Recapitulemos. El "ciclo cumplido" y el "desgaste" fueron demasiado para el cuerpo técnico... ¡En dos años y medio! ¿Qué tendría para decir, entonces, y salvando las distancias, un Alex Ferguson, un Wenger, Ancelotti, Hitzfeld? Sería esperable que los jugadores se cansen y le hagan alta cama, pero aquí la renuncia corrió por cuenta de Mohamed. Desgaste no tenía; a los diez días agarró el banco del Rojo.

Resulta cuanto menos cínico, entonces, oir discursos pomposos de periodistas y técnicos que atribuyen el mal nivel del fóbal "a que no se apuesta al largo plazo". Esa es la única excusa que pueden encontrar, que sea funcional a la máquina de vaciamiento instaurada hace años, porque todas las renuncias son por no encontrar un equipo con jugadores nuevos cada seis meses. No me voy a poner a indagar sobre cuánto duraron ciclos realmente exitosos, como el de Ramón de los 90 o el de Bianchi. Ninguno, eso lo digo hasta sin fijarme, duró más de seis años.

Si un director técnico, a quien suponemos al mando de cada proyecto, se aburre, se cansa o pierde las energías (Bielsa Dixit), la idea del largo plazo como se la idealiza, se desdibuja. Acaso, en retrospectiva, dicho largo plazo no existe aquí. O sí, aunque a comparación de un proceso serio, "como en Europa", es un tiempo corto, muy corto.

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