lunes, 11 de octubre de 2010

¿Y dónde está el piloto?

“Si no le ganamos a Gimnasia, me circuncido con una cucharita de café”. (?)- Alexis Gabriel (30 años, 20 partidos vistos, 0 presencias en el Monumental)


River Plate, así se le siga negando la victoria, está promediando otro torneo mediocre. Hay tanto a esta altura de la competencia en el haber como en el debe: la defensa (partido contra N.O.B. y Quilmas aparte) está mostrando, sin brillar, un nivel superior al de aquella que penó durante todo el 2009, pero en el mediocampo se siguen perdiendo antes que ganando partidos. La promoción, aunque siempre vigente, no se ve tan amenazadora como al principio del campeonato. La punta, sin embargo, se ha convertido en un anhelo y hasta la clasificación a la Sudamericana del 2011 parece difícil; muchos pibes del club se han afianzado y se ha mejorado la jerarquía individual, pero el cuerpo técnico no ha sido capaz de ponerle nombres propios a posiciones claves en la cancha.

Como hincha de La Banda, he visto florecer desde hace un par de fechas lo que denomino “actitud San Martín”. Gran parte del público futbolero asociará el nombre del prócer a cierta platea del Monumental, cuyo alto costo ha ayudado a asociarla con el seguidor más tontamente “fifí” del club de Núñez, mal acostumbrado a lo que el club solía brindarle a sus ojos; el paladar negro es una característica histórica del fan riverplatense, pero la intolerancia ejecutada a determinado/s jugador/es o cuerpo/s técnico/s en base a los malos resultados deportivos del conjunto es una trademark del hincha de club grande, y en este momento de River en particular. Sírvame de ejemplo: Funes Mori obtiene 4 conquistas ante la red en las primeras 6 fechas con pasajes de fútbol realmente interesantes, y gana el clamor popular junto con el espacio en los principales diarios deportivos, con interés de la Juventus y todo, miralo al pibe (?); pasan 4 fechas más, sus hazañas no se repiten (sumado a un egoísmo que le significó perderse varios goles, entre ellos uno prácticamente hecho, a través de un pase a Pavone) y cierta parte de la familia del Monumental llega a compararlo con Andrés Ríos. Caminos similares han sabido transitar jugadores como Pereyra, Ferrero, y hasta hoy consagrados como Buonanotte o Carrizo.

Dándole un espacio a la reflexión podremos ver que Funes Mori, para mantener el ejemplo, no era un 9 consagrado durante su período “dulce”, ni tampoco merece ser la próxima incorporación de Sacachispas ahora que está negado con el arco; yace la apreciación en algún lugar intermedio, un gris que puede tornarse muy difícil de ver con la lente del resultadismo. Pareciera, a veces, que los números negativos reclaman sacrificios humanos, y cuerpos técnicos o jugadores irregulares suelen ser los primeros blancos.

Claro está que en esta situación hay culpables, de otro modo River tendría 30 puntos, y muy por el contrario, cosechó cerca de la mitad.

Uno de los responsables de este presente es, por supuesto, Ángel Cappa. Mucho de lo que puede decirse en contra de él, obviando su aspecto discursivo porque somos buenos (?), proviene de sus propias promesas no cumplidas: antes que parecerse a ese vistoso Huracán del Tiki-Tiki, este River se muestra como un equipo gustoso de poseer la pelota, pero para nada inteligente al momento de moverla. ¿Qué es, tácticamente hablando, lo más inteligente que hizo el equipo millonario en este Apertura? Acaso, y yendo a lo puntual, la posición que toman los defensores en la jugada del minuto 25 ante G.E.L.P., donde Román hace un pase hacia el corazón del área para Funes Mori. Extrapolándolo, hablo de la ubicación en el área de los defensores centrales en las jugadas de ataque. También puede rescatarse la proyección que dan Arano y Ferrari así como un buen rol en las primeras fechas de un hoy deslucido Affranchino como volante por derecha, pero mucho falta para que pueda considerarse a River un equipo que “juega bien” y mucho menos para pelear la punta.

Respecto a eso, la “Ortega-dependencia” parece una búsqueda de los jugadores por encontrar ideas donde no las hay; de allí el título de esta nota en referencia a la hilarante comedia de Jim Abrahams. Tal como Ángel Cappa destacó, Ariel ganó en inteligencia para ubicarse dentro de la cancha todo lo que perdió en despliegue físico; siendo entonces una opción casi constante de pase, el equipo parece encontrar en él la respuesta a toda búsqueda, “tocando la pelota al que sabe y esperando a ver que pasa”.El Burrito, a esta altura, no está en condiciones de tomarse un fernecito frío de cargarse el equipo al hombro; así, al no poder repetirse lo que Almeyda contribuyó a hacer en defensa, el equipo queda desarticulado en ataque y se vuelve predecible, buscando demasiado por el medio o abusando del centro (siempre válido como recurso, casi siempre estéril como método).

Cuando Falcioni ataca, en forma dura pero certera, tras el enfrentamiento ante Banfield, lo hace desde la posición y con la seguridad que le da un proceso de años a cargo de un equipo claramente asentado. Totalmente justo y obtenido de su trabajo, claramente. No es justo, de esta misma manera, juzgar a Cappa o al grupo de jugadores como a un grupo formado; por el contrario, corresponde darle el margen de error que merece como podría decirse también del Racing de Miguel Ángel Russo o, yendo aún más al extremo, del Independiente del Turco Mohamed, que igual empezó bárbaro (Nota del Editor: la concha de tu madre Hilario (?)).

¿Con qué derecho se critica rotundamente a Mauro Díaz, con 20 partidos en primera? ¿Con qué fundamentos se puede achacar la falta de conducción en un equipo que confía invariablemente en un Ortega en el ocaso de su carrera, acompañado por un grupo de juveniles habilidosos pero que no superan los 20 años? ¿Es válido tildar el paso de Cappa en River como mediocre cuando su proceso apenas ronda los 6 meses y diez partidos por los puntos?


Siendo imposible ver el futuro, quizás sea hora de dejar de lado la actitud “San Martín” de ver lo que River no tiene y empezar a tomar nota de lo que posee. Los últimos resultados en el Monumental tendrían que hacer las veces de baño de humildad. No obstante, parece difícil olvidarse que, hace diez años, era casi impensable empatar de local con equipos de la categoría de Quilmes y Gimnasia (la tabla de posiciones hoy los encuentra peleando por el último puesto). Pero hoy David mostró todo lo que Goliat no supo resolver.


Andrés Pablo Burgos

4 comentarios:

Ricardo dijo...

Muy atinado.
Es un despropósito pedirle a Cappa que River juegue como Huracán porque no tiene un Pastore y un Bolatti.
Cuenta con otros elementos, como Lamela, al que le está dando lugar y no estoy seguro de que otro técnico lo consideraría titular simplemente por su edad.
Pero es verdad, River está desequilibrado en cuanto a edad. Están Ortega, Almeyda y quienes los secundan son chicos con poquísimos partidos en primera.
Talento hay, paciencia falta.

Los de la San Martín que se alquilen los DVDs de River Campeón.

Saludos.

Gonza Averna dijo...

Un excelente post, para mantener el altísimo standard (?) aquí en VdL. Felicitaciones Andy.

Cappa me cae mal. Me parece un tipo con cero autocrítica, que cree que juega contra sí mismo (por eso no tolera perder) y un vendehumo tremendo.

Pero no desmerezco su búsqueda constante de atacar y su decisión a buscar los partidos. Ayer, sacando a Lamela, me parece que pifió por primera vez en los cambios.

Se ve que es un equipo en formación, y quizá sea el que viene su torneo. La típica "hay que esperar" o la de los "proyectos a largo plazo" (cosa que creemos que no existe, da para un post) surge como lugar común.

Hay que esperar. Tal vez después de la 14, haya un panorama más alentador.

Un abrazo Ricardo.-

Andy dijo...

Tácticamente, creo que Cappa busca respuestas en el banco(tanto durante los partidos como en las formaciones)... y claramente no las encuentra, amén de que estén o no (un Buonannote devaluado, un león como Almeyda afuera por lesión, y un Ortega extremadamente lagunero no ayudan a la conformación del equipo). No se lo nota seguro (con el cambio de Lamela buscó más recuperación con Affranchino pero sobre el final del partido sacó a un defensor para agregar un tercer delantero con dos mediocampistas de creación), pero tiene un par de miradas inteligentes sobre el juego: me sorprendió que en Olé diga que "el problema está en la generación del juego antes que en la definición" porque si bien se perdieron varios goles a 6 metros del arco, nunca se llega en forma clara y la pelota se mueve irrelevantemente por el frente de ataque antes que buscar un destino fijo.

Lo curioso es que permanentemente destaque con toda impunidad errores que pueden atribuirse a los jugadores, pero son en gran parte suyos: teniendo una muy saludable cantidad de enganches envidiables (Ortega, Buonnanote, Díaz, Lanzini y Villalva -lesionados estos dos últimos-), no pasa solamente por el bajo nivel del Burrito la carencia de ideas.

Como dijo Ricardo, talento hay y paciencia falta; en algún punto intermedio dialéctico, esperemos que aparezca la conducción de este tumultuoso River.

Gonza, Cappa es un gran vendehumo, pero creo que Garnero (aún cultivando el perfil bajo) tiene una relación propuesta / rendimiento aún peor. Quizás pase por ahí, no vender tantos espejitos de colores...

(aunque igual después se escuche un "¡RUSSO, CUANDO TE VAYAS LLEVATE A CASTROMÁN CON VOS!" sabiendo las condiciones en las que llegó dicho jugador y que la propuesta del DT siempre fue más medida que el campeonato).

Sinpasto dijo...

Para el momento de River, las calenturas y habladurias(?) de Cappa juegan en contra. Lo dijo el Chulo Rivoira, el tiki tiki murió. Fue hermoso, pero ya esta. Obviamente que Cappa busca jugar de la misma forma, no está para nada mal eso. Pero no le sale, y negar la realidad diciendo que River es el que mejor juega o puteando a medio mundo no contribuye. Atenta contra Cappa y, como dije, le juega en contra a River.

Otra cosa, lo de Ortega y Almeyda será emotivo, pero esos tipos tienen que estar pensando en si hacen el curso de técnico o ponen un ciber en el centro. No en salvar a River del descenso.
Hace falta un recambio, no solo en River, en los 5 grandes.

saludos