lunes, 8 de noviembre de 2010

El fin de la revolución (?).

Después de 18 partidos dirigidos, le dieron el raje a Cappa. 7 ganados, 6 empates y 5 derrotas deja el paso del bueno de Angelito por Núñez. Lamentablemente, el nivel de juego que se esperaba ver nunca apareció; la Banda Roja fue quizás la mayor decepción de este torneo y sigue en promoción habiéndose jugado más de un tercio de la temporada.

Cappa nunca encontró el funcionamiento del equipo. Obviaremos en VdL los últimos partidos del torneo pasado, dirigiendo a un conjunto cansado y vencido, que casi esperaba perder los partidos. Mencionarlos sería una bajeza. Su historia con River, entonces, comienza en el receso de invierno. Presionado por conseguir resultados satisfactorios desde el primer instante, hizo la pretemporada en Salta y pidió refuerzos difíciles de conseguir. El club se las ingenió, de cualquier manera, para contratar buenos jugadores (por nombrar algunos, Carrizo, Pavone y Maidana) para encauzar el proyecto del Tiki Tiki que el ex DT de Huracán poco menos que encarna.

Hubo que calentar motores y, más temprano que tarde, el debut le llegó. River encontró un gol postrero de Funes Mori contra Tigre, en un partido abierto que se resolvió en el minuto 95. El propio juvenil le daría la victoria ante Huracán en la fecha siguiente. Aquel primer tiempo, con Ortega en un nivel brillante, la garra conmovedora de Almeyda y con buena dinámica por derecha, con el tándem Ferrari-Affranchino. No obstante, aquel mismo día se evidenció lo que a la larga se anotaría como un defecto del Millonario: el desgaste a partir del complemento. Aquella jornada en Parque Patricios, lo que arrancó para baile terminó como hazaña, Almeyda, y el triángulo Carrizo, Maidana y Ferrero evitaron la remontada quemera.

Aún así, en River no comen vidrio. Se necesitaban puntos y Cappa los conseguía. El equipo lejos estaba de brillar pero siempre buscó el arco rival, mientras tuvo resto, y no salió a especular jamás. Además, la "falsa ilusión", por demás marketinera, convidó a soñar con salir campeones. Mucho más después del buen partido que ganaría el conjunto de Cappa por su tercera fecha, ante Independiente. Con rendimientos interesantes del debutante Lanzini, el doblete de Funes Mori (que llevaba 4 en 3 fechas y daba a entender que se destapaba), y Carrizo evitando el empate de Silvera con una atajada enorme, sobre el final.

A esta altura, la expectativa estaba por las nubes. El puntero River de Cappa tenía dos paradas bravas de visitante, ante el campeón defensor, Argentinos, fortísimo de local, y ante nada menos que Vélez, serio aspirante al título. Aún cuando era importante sacar puntos y no se veía con malos ojos empatar, se notó una involución en estos dos partidos. Con Argentinos se empató 0 a 0. Mas fue un baño de realidad la derrota con los de Liniers, que dominaron el partido los 90 minutos y demostraron estar un escalón por encima, por tiempo de trabajo, intérpretes y convencimiento.

No obstante, la punta no estaba lejos. Había que jugar con el jodido Arsenal, de local. Ayudó la mística del Monumental, y se ganó 1 a 0 en un partido muy opaco. No obstante, en el exitismo del corto plazo, se achacaba el mal juego del conjunto. Crítica que se agravaría luego de la derrota contra Newell's, allá en Rosario, por 1 a 0 con gol de Borghello de cabeza (?). Aquel día el equipo de Don Angel no tuvo ideas, ni chispa. Se recostó demasiado sobre Ortega y la poca compañía de sus compañeros hizo el resto. La derrota cayó mal porque era necesario no perder de visitante si se quería tener aspiración a algo más que zafar de los promedios.

En la siguiente fecha, la octava, iba Quilmes al Américo Vespucio Liberti. El pobrísimo conjunto, por entonces, de Tocalli, acompañó con tibieza el triunfo del Millonario, que tuvo el primer gol de Pavone y un buen partido de Lamela. De no ser por Trípodi, hubieran sido más goles de diferencia, pero al final del partido sólo un tanto separaba rendimientos diametralmente opuestos. Cuando Caneo cabeceó al gol abajo del arco en el minuto 91, algo se rompió. La idea de pelear el campeonato se terminó instantáneamente. Del mismo modo, la inexplicable sensación de que te empate un equipo que no había ganado aún en el certamen en la última bola del partido, se transmitió desde las enardecidas (?) plateas a los jugadores.

Ese fue el primero de cinco empates consecutivos. Una remontada ante el duro Banfield de Falcioni, 2 a 2 final, el día del debut de Román, fue el segundo. River, con Ferrero borrado cuando era el mejor zaguero, jugó muy nervioso, abusó de la indecision de Pezzotta y empató sobre el final con gol del paraguayo. Aquel día se vio lo peor del Cappa discursivo, polémico y vendehumo. Armó toda una discusión con Falcioni y después trató de hacerse el caballero y negarle entidad a la contestación del bueno de Julio, que será todo lo antifútbol que quieran (para mí no) pero es un caballero al momento de las conferencias y tenía razón para esa confrontación en particular.

A aquel resultado, le siguió el segundo tropezón de local. Gimnasia LP fue a especular y tratar de llevarse un empate a Nuñez. No sólo lo consiguió sino que pudo ganarlo sobre el final. Si bien el resultado fue injusto, y River fue superior, Cappa no tuvo buen tino con los cambios y ese día sacó a Lamela del campo en el entretiempo, cuando era el mejor. Se sumaba al ostracismo con Ferrero y Lanzini. Aquel 0 a 0 contribuyó en gran medida al desgaste de la relación entre Cappa y la gente. Para formar un equipo, según Cappa, había que apostar al 11 de memoria, y su permanente rotación en búsqueda de respuestas inmediatas, creo, perjudicó al equipo.

Luego vendría un partidazo con Godoy Cruz. El local fue superior en el global, pero River se puso en ventaja gracias a dos errores defensivos, que Sigali en contra (?) y Pavone supieron aprovechar. Si bien el nuevo 2 a 2 era un buen resultado, fue un partido áspero, jugado al límite. Al uruguayo Curbelo poco más y le piden reclusión (?) por un planchazo fulero a Lamela, que salió a mostrar el golpe ante las cámaras y armó un revuelo inesperado. Misma historia con el 3-2 que fue mal anulado a Funes Mori. La necesidad imperiosa de triunfos se puso por encima de la racionalidad en los reclamos. Cappa fue nuevamente apercibido por putear hasta en hebreo (?), e irse de la cancha (?) antes del final del partido.

Luego vinieron el último empate con Racing y el mal partido de ayer. River sufrió en la cancha de All Boys, que lo superó en los 90 minutos, y perdió 1 a 0 mientras sus hinchas veían como Fabbiani era la figura de la cancha. Durante estos partidos, Buonanotte recuperó su lugar después de verse relegado, al igual que Ortega, y Lamela perdió consideración, al igual que Affranchino y Pereyra. Ferrero retornó a la zaga por pedido de la gente, postergando a Román.

Con cualquier nombre, de todas maneras, River fue un equipo apático, que se recostó demasiado en jugadores que no eran los idóneos (Buonanotte en recuperación, Ortega de vuelta, los pichones Lamela y Lanzini), que mostró retrocesos defensivos de pesadilla y que no tuvo ideas para buscar abrir los partidos, aunque sí voluntad desde el banco de torcer la historia, mandando al equipo adelante.

Cappa se fue dejando más incertidumbres que aciertos, y se convierte en el primer chasco dirigencial de Passarella desde el banco. No vamos a redundar en el poco tiempo que tuvo para desarrollar su concepto, pero es necesario aclarar que Cappa en este caso sabía que jugaba contra el reloj y que el jogo bonito debía aparecer de inmediato, como aquella vez en Huracán. La chatura de su equipo a lo largo del torneo no se condice con una posición aceptable en una tabla en la que el decimoctavo está sólo a doce puntos del tercero.

Quizás, en retrospectiva, hubiese sido mejor llamar a alguien con más espalda y pergaminos para bancar el mal momento, antes que bancar una ideología. Ahora mismo, opino que la mejor opción es el Tolo Gallego, tipo que a pesar de ser un puto (?) es campeón con el club, "del riñón", maneja conceptos claros y ya sabe de dirigir a un grande en apuros; demostró en su paso por Independiente.

El margen se está terminando y es necesario redondear una buena campaña para afianzarse el torneo que viene. Ahora mismo viene Boca, habrá un DT interino y salvar el año será complicado. Pero todavía hay tiempo.

2 comentarios:

Andy dijo...

Vos que me conocés sabés que no soy de ver los fantasmas clásicos del fútbol, pero creo sinceramente que el borronazo de Ferrero por Román vino de arriba. Esa explicación es la única que tiene sentido.

Por supuesto, esto no hace más que destacar la árida llanura de las ideas de Cappa en este River, pero sigue siendo un detalle interesante. Sobre todo siendo que lo invitaron a retirarse con apenas 18 fechas jugadas y aún con un promedio no desastroso de 1,500 en sus partidos...

Por otro lado, si el equipo trastabilla ante Vélez, se derrumba ante la salida de Almeyda. El Pelado tuvo un buen torneo y como hincha lo banco a muerte, pero en realidad su ausencia sólo desmiente que River no tiene otro 5 como la gente, y que el equipo no se supo adaptar a la falta del mismo.

Saludos a todxs!

Matu dijo...

Hasta el dia de hoy le tengo fe a Passarella y a su gestion. Pero ayer paso algo que demostro que se alejo de su "speech". Al no llamar personalmente a Gallego para ofrecerle el cargo de DT, se contradijo a si mismo ya que, segun el, "River esta por encima de los hombres y de los nombres". De acuerdo a esa premisa, deberia dejarse de romper las bolas con viejos distanciamientos (gallego deberia hacer lo mismo)e ir de frente. Este es el peor momento en la historia de nuestra querida institucion, y es necesario que se tomen decisiones YA.
Con respecto a la sucesion de Cappa, creo que hay que ir a por Gallego, ya que demostro ser un tipo ganador. Aparte, cuando escuche los nombres de Berizzo o Pumpido tengo convulsiones de la risa.