martes, 26 de abril de 2011

De la amarilla de Teo Gutiérrez.

En los últimos tiempos, sacaron del freezer al tribunal de disciplina. Después de once años de silencio tomó una medida novedosa para el ambiente, y le sacó una Roja injusta al Pato Galmarini, que gracias a ello no purgó suspensión. Yo me enteré de su existencia en ese preciso instante (?).

Ahora bien, este tribunal se encarga de revisar las diversas sanciones que reciben los jugadores. No sé si son los propios clubes los que tienen que elevar reclamos, o si la propia notoriedad mediática (que hoy es muy grande) del error del árbitro en cuestión lleva a esta corte a actuar de oficio. No obstante, es obvio el beneficio que esta medida le trae al fútbol, ya que es irritante ver cómo a los jueces los paran por malos rendimientos luego de dirigir, quedando el daño hecho.

Pero queda claro a todas luces, entonces, que la función de este órgano de la AFA es revisar y revocar (o no) las decisiones del referato en caso de desacierto, luego de finalizado el partido. A leer entre líneas de la obivedad boluda (?) que acaban de leer: las sentencias tienen que ver con el aspecto mediato de las consecuencias de la sanción, y no con el aspecto inmediato. Me refiero a que, tomando como ejemplo a Galmarini, su injusta expulsión lo sacó de la cancha y dejó a Tigre con uno menos en ese momento. Ese carácter inmediato es irreversible; claramente el encuentro no va a volver a jugarse. Pero sí pudo jugar el siguiente, como parece ahora que podrá Teófilo Gutiérrez. Asímismo, cabe resaltar que las decisiones tomadas tienen que ver con permitir o no, la presencia de un jugador en la cancha. No se juzga el origen de la jugada, ni sus consecuencias, repito, inmediatas para el transcurso del partido. Para el caso de Teo, no importa si fue penal o no. Interesa que la presunta simulación lo conmina a cumplir una fecha de suspensión.

¿A qué viene ese extenso e innecesario párrafo para usted, agudo lector de VdL? (?) A que obviamente, pero se ve que no para todos, la medida disciplinaria tiene que existir para que pueda revocarse. Por eso, no puede tener entidad una crítica a la medida tomada con Gutiérrez, como la que le oí a Desábato (que simpatías al margen, no es muy afortunado con un micrófono de frente) que se valga de cierta "justicia poética", es decir, que debió ser expulsado por el planchazo que le pegó a Bogado. Eso no se cobró en ese momento y, en todo caso, tiene que ver con otra faceta disciplinaria: los castigos por juego violento.

Y yendo más allá, a expensas de la opinión de quien escribe, tampoco debería ser castigado el colombiano por una lesión que no supone cese en la continuidad en la carrera de Bogado, que tranquilamente puede ser titular la fecha que viene. Más aún cuando lesiones de roturas de ligamentos o fracturas óseas, no fueron penadas cuando correspondía. Pero ese es otro cantar.

2 comentarios:

Gabriel Fiamberti dijo...

Estoy de acuerdo compañero. Saludos.

Gonza Averna dijo...

Con el consenso arrancan las revoluciones querido (?).
Gracias por pasar!