lunes, 1 de diciembre de 2008

Pseudo-deidades terrenales.

Juan Román Riquelme será indagado por "incitación a la violencia" debido a los incidentes provocados ayer, cuando Boca - con dos tantos del 10 - le ganó a Racing 2 a 1, en la Bombonera.

Lo que se vio en la transmisión fue, en primer lugar, un altercado del jugador con un plateista que, aparentemente, lo insultó, agravió, o lo que sea. El caso es que Román lo fichó y, cuando marcó el segundo gol, fue a festejarle en la cara al espectador. Aparentemente, los dichos del 10 habrían sido del tipo "Grita el gol ahora". No importan los dichos de Riquelme, lo que importa es el gesto omnipotente y desafiante que implica ir a contestarle al hincha, quien instantáneamente se vio increpado por otros, que también estaban en la platea. El pibe en cuestión tuvo que ser RETIRADO de la cancha para evitar "inconvenientes", o dicho más claro, para que no lo recagaran a trompadas.

Hoy, los diarios se desayunaron con la noticia que un tribunal de La Boca le inició una causa al enganche Xeneize, alegando una falta de "conducta profesional", y que éste último podría ser multado económicamente (una sanción de dos lucas que casi roza lo ridículo) u obligado a cumplir horas de trabajo comunitario, o en su defecto días de prisión. Ja, ¿Se imaginan a Riquelme en la carcel con el Rafa Di Zeo? (?).

En fin, estas cosas hacen al folklore del futbol, le guste a quien le guste. Los jugadores son insultados así todo el tiempo, todos los domingos. Muchos por hinchas de otros equipos (prácticamente todos) y otros, no tantos, por su propia gente. Pero el oriundo de Don Torcuato parece no saber que todos los hinchas de Boca (que son muchísimos) que van a la cancha fecha a fecha pagan su sueldo, que es el más alto de la historia del club; que los presentes NO tienen la obligación de rendirle culto, de hacerle banderas y de corear su nombre; que su actitud desganada y deficitaria en una cancha exaspera a casi todos los extraños pero también puede molestar a algunos del riñón; que la gente no le debe nada, sino que ÉL, como jugador, SE DEBE a su hinchada, porque VIVE de ellos, de la plata de sus entradas, de la actividad que, en definitiva, es de la gente y para la gente.

Es por eso que, desde este blog, se repudia abiertamente la acción de Riquelme. Y quien escribe no tiene nada contra el jugador en cuestión, afinidades al margen. Es más, pienso que es uno de los tres mejores jugadores - acaso el mejor - que haya lucido la azul y oro en toda su historia. Pero su actitud como persona, la extrafutbolística, quedó en evidencia y es deleznable. Como tal, merece ser penada y duramente.

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