Rodrigo Palacio finalmente pegó un pase a Europa. Irá a jugar a Genoa, por una suma de 5 millones de euros para Boca, club donde ganó muchos títulos y donde es ídolo. Finalmente, después de inventarle intereses por 20 millones de euros de Barcelona, Lazio, Deportivo La Coruña, Sevilla y demás clubes durante 3 años, se fue a Genoa por 5 palos, menos que Falcao, un tipo resistido por estos pagos, que se fue a Porto por 5,5 millones de la misma moneda. Está bien que Palacio no estuviera en su mejor momento, pero cuando sí lo estuvo, nunca se fue. Y después del Mundial 2006, nunca fue el mismo.
Hace más o menos cinco años, después de que Boca se consagrara campeón de la Copa Libertadores 2003 (la que ayer ganó Estudiantes, reitero mis felicitaciones para el León), el periodismo deportivo, gráfico, radial y televisivo, se dio cuenta de que había una brecha muy grande para explotar. Y actuó en consecuencia.
Canal 13 adquirió los derechos de televisación de los partidos del Xeneize en la Copa, cuando en toda su historia había transmitido un partido que no fuera de la Selección, pagándole una fortuna a un relator insoportable como Vignolo y a una eminencia (a mi forma de ver un poco gastada) como Macaya Marquez para relatarlos y comentarlos, respectivamente. Programas de fútbol en la televisión de cable se vieron primero copados, luego infestados por "hinchas con micrófono" pagos por ensalzar las virtudes del Boca multicampeón del universo conocido e incluso estuvieron al aire programas enteramente partidarios al mejor estilo Boca TV, siendo el más desagradable de todos, por lejos, el que condujo por Fox la hija de Maradona. Periodistas con más prestigio fueron convencidos económicamente, también, pera exacerbar las virtudes del club de la Ribera, que obviamente existían, pero eran llevadas al punto del ridículo para el lector/televidente con dos dedos de frente.
Los jugadores de Boca que evidentísimamente no estaban (ni están) a la altura de la selección eran pedidos constantemente, con una maquinaria de publicidad (el lobby existía desde antes) pocas veces vista hasta ese momento, pero con una efectividad notable. Pronto, jugadores como Insúa, Bilos, Battaglia, Tévez, Palermo, Palacio, Banega, Gago, Riquelme, e incluso el paraguayo Morel Rodriguez (en un acto cúlmine de la estupidez de los periodistas groupies), en distintas épocas, fueron pedidos por este pseudo-periodismo en muchísimos espacios, y todos ellos (salvo Morel, por supuesto) fueron correspondidos con convocatorias, e incluso participaciones en Mundiales, siendo en todos los casos (excepto Gago, en mi opinión), jugadores no aptos para representar al fútbol Argentino, la mayoría, o jugadores de gran desempeño a nivel clubes y de pases millonarios a Europa, pero actuaciones endebles con la Albiceleste, donde no convencieron a nadie. Esto sigue ocurriendo. Riquelme y Tévez son los casos más claros: ninguno de los dos ha pagado realmente su deuda futbolística con la selección, pero aún son convocados, e indiscutibles en su momento, teniendo actitudes que, en otro contexto, les hubieran costado su lugar, como sin margen de dudas les costó a otros jugadores; basta citar a Redondo, marginado por mucho menos que eso.
Todo este circo que montó el "Mundo Boca" sirvio (y todavía opera) para satisfacer la voracidad de quienes manejan pases de jóvenes promesas, surgidas de inferiores o llevadas de otros clubes a Boca. Es así como pibes con poquísimos partidos en primera, como Monzón, Cahais, Banega, Nery Cardozo en su momento, Pablo Ledesma o Maidana se fueron a Europa en grandes sumas, y ahora tuvieron que volver, o se fueron a una liga de segundo orden, un equipo chico de alguna liga importante en el mejor de los casos. A esos jugadores (quizás excelentes, no sé, porque tuvieron 10 partidos para juzgar y no es medida) los quemaron, vendiéndolos como cracks. Al primer bajón en su rendimiento, cosa lógica y hasta esperable en un juvenil, estos juveniles no fueron tenidos en cuenta por sus nuevos clubes. Y si a eso se le suma una más que posible falta de talento, la edad de estos jugadores y las circunstancias adversas, lo más factible es que les cortaran la carrera. Así es como Banega vagabundea por el fútbol español sin poder hacerse un lugar en ningún lado después de ser pagado 27 millones de dólares.
Asímismo, la factoría de humo pro-Boca sirvió de precedente para el negocio de otros clubes, o de representantes. Y el fútbol dio muchos pasos hacia el negociado. Las convocatorias a la selección para usarla de vidriera le sirvieron no sólo al club de la Ribera: Estudiantes fue quien mejor supo aprovechar eso y metió a Andujar de arquero titular en la selección, para venderlo a ¡Catania! por 3 millones de euros. Independiente hizo lo mismo con Ustari, obteniendo mayores dividendos, y con Denis. Vélez también, primero con Somoza, Papa y Jonás Gutierrez y ahora para salvar la década económica con Otamendi. Así, jugadores excelentes que no necesitaron lobby para irse a Europa se ven relegados ante un grupo de colegas que, en caso de jugar en serio eliminatorias o un Mundial, no le gana a nadie.
Pero todo este sistema no se instaló solo. Los hinchas del éxito fueron quienes le dieron entidad a la mentira, empañando el juicio propio y el ajeno, categorizándolo como "Antiboca" y negándole la posibilidad de crítica constructiva, lo que generó obvias antipatías por parte de hinchas otrora neutrales o incluso con cierta simpatía por la institución. De tanto bombardeo propagandístico, mucho público consumidor terminó realmente convencido de que poniendo a 9 jugadores de Boca (o identificados con el club, como el caso del Cata Díaz) más alguno que otro de Europa "indiscutible" (Mascherano, Messi) como titulares en la selección, Argentina iba a ganar un Mundial. Es de esta manera que tipos como Aimar, Saviola, Cristian Ledesma, Carrizo, Ezequiel Garay, Gonzalo Higuaín, Mauro Zárate o Cavenaghi son suplentes o, en mayor número, ni siquiera convocados.
Toda esta parafernalia boquense dejó muchísimo rédito, mientras el Club tuvo que desprenderse del "mejor delantero del país de los últimos 5 años", supuestamente regalándolo, para cerrar en verde el balance, a un club de medio pelo que está en racha, pero que ni en pedo puede tener expectativas de, por ejemplo, un Scudetto. ¿Quién ganó con todo esto?
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